En la ciudad ya se sentía el frío húmedo característico de Lima; ya había pasado el Fenómeno del Niño que hizo que el verano se alargue hasta julio de ese 1997. Al día siguiente el club Sporting Cristal se jugaba lo que podría ser el primero de sus días más gloriosos e importantes de su historia, jugaría frente al Cruzeiro de Brasil en Lima por la primera final de la Copa Libertadores.
Ese mañana del martes del 5 de agosto de 1997 amanecía nublada y algo fría, y ya hacían cola en la entrada a la Feria del Hogar las primeras jovencitas con ganas de ingresar lo antes posible para ver a sus ídolos, los ex «Salserín»: Servando y Florentino; 2 jóvenes venezolanos que arrastraban multitudes, lugar donde se presentaban era lleno total. Y esa noche del martes no sería la excepción.
Al mediodía las colas ya eran interminables cuando recién se abrían las puertas para el ingreso, a pesar de que el concierto en el escenario del Gran Estelar empezaría a las 19:30 horas. Y las puertas de ingreso a dicho escenario se abrirían a las 16:30 horas. A esa hora ya habían más de 70 mil personas, aunque muchos dicen que podría llegar a más de 80 mil cuando el escenario tenía como capacidad máxima para 40 mil personas. Y según la administración de la Feria se vendieron 52 837 boletos, a 10 soles cada boleto, a pesar de que igual se excedía en la capacidad del escenario del Gran Estelar.
A las 17:00 se cerraron completamente los ingresos a la Feria; adentro ya todo era un caos y aún faltaban 2 horas y media para la presentación de los jóvenes hermanos venezolanos. El intenso frío de la ciudad no se sentía adentro en el escenario, al contrario el calor era insoportable casi ni se podía respirar. El desborde humano de jovencitas y jóvenes adolescentes ávidas de ver por cómodos 10 soles a los «ídolos» de moda era masivo.
A las 19:30 cuando hicieron su aparición Servando y Florentino el loquerío de las jovencitas asistentes fue total, ya para ese momento habían a varias personas por asfixia a los nosocomios más cercanos, las personas encargadas de la seguridad y de lo primeros auxilios tenían más trabajo que de costumbre. Ya casi no se podía contener a la masa humana, los heridos, contusos y asfixiados cada vez eran más.
Servando y Florentino sólo llegaron a cantar 30 minutos; su espectáculo fue cortado pasadas las 20 horas, cuando ya la seguridad no pudo controlar a las jovencitas, el personal de ñrimeros auxilios no se daba abasto y ya habían muchas personas heridas, en el escenario los jóvenes venezolanos no hicieron caso a las sugerencias para que terminara el concierto por los problemas suscitados entre el público asistente, hasta sucedió un incidente entre uno de los bomberos que intentó quitarle el micrófono a uno de los irrespetuosos cantantes; en ese momento todo ya era caótico. Las ambulancias iban y salían de la Feria rumbo a distintos hospitales y clínicas cercanas, eran ya decenas los heridos y contusos.
Luego de suscitado ese incidente entre el bombero y uno de los jóvenes cantantes se suspendió el concierto, eran ya las 20.15 horas, hora en que empezaban las tragedias para varias familias, para las familias de las 5 personas fallecidos.
Fueron 5 las personas que perdieron la vida por culpa de ese terrible concierto. La primera fallecida fue Rosa Quispe Navarro (18), murió a causa de la asfixia y fue un par de horas más tarde de cancelado ese trágico concierto. La 2da de las víctimas fue Elena Arana Pínedo (19) que había asistido con su hermana, falleció en el Hospital Daniel Carrión casi a la medianoche, también a causa de asfixia. 2 días más tarde fallecen en el Hospital Rebagliati: Silvia Fernández de tan sólo 16 años y el joven Cayo Walter Sinche Toribio de 19 años. Y la última persona fue Renata Holder de sólo 15 años en el Hospital Sabogal, luego de haber estado en coma por 6 días.
5 muertes que enlutaron a toda una Feria y a todo el país, 5 muertes que convirtieron ese mes de agosto de 1997 en trágico, 5 muertes que dejaron a 5 familias un luto de por vida.
La Feria luego de estos sucesos fue cancelada; al día siguiente se iba a presentar La Sonora Ponceña, el 7 de agosto La Orquesta Adolescentes, el 8 El Gran Combo, el 9 Marc Anthony y cerraría la Feria el 10 de agosto Oscar d’ León. Todos esos espectáculos fueron cancelados y se dio por terminada la Feria del Hogar de 1997.
Homero Nureña jefe del Instituto Nacional de Defensa Civil, responsabilizó a los encargados de la organización o sea la administración de la Feria, cargo que ejercía Michelle Letter y al control de las puertas de ingreso al escenario principal. Por vender entradas de más y por permitir el ingreso de más público cuando era notorio que ya no cabía nadie más, respectivamente.
Una tragedia que enlutó el país hace 22 años. Una tragedia que dejó a 5 familias sin un miembro. Una tragedia por simple negligencia o simplemente un absurdo de no saber controlar una venta de entradas. Una tragedia como la que había pasado 4 años antes en un similar concierto de Los Menudo en 1993; que no hizo aprender nada. Una tragedia que siempre recordaremos cuando nos acordemos de la Feria del Hogar. Una tragedia que no se volvió a repetir en algún concierto y esperemos que no se repita nunca más…nunca más!
Muchos recién se acostaban a descansar luego de un muy movido inicio de año. Algunos pocos seguían festejando ese inicio de un esperanzador año 1993. Se terminaba un convulsionado 1992, duro por la crisis económica que aún sostenía el país, donde un dolar costaba casi que un sol, donde semana a semana eran despedidos trabajadores estatales, que venía de un «autogolpe» y sobre todo a pesar de que se logró capturar a Abimael Guzmán, aún se estaba combatiendo los últimos rezagos del terrorismo y así llegaba el fin de año de 1992 y con muchas ganas de que todo cambie en 1993.
Y en esas primeras horas de 1993, cuando recién amanecía, los bomberos recibían la noticia de un dantesco incendio sucedía detrás del Palacio de Gobierno, lo que ahora es la «Alameda Chabuca Granda». Era «Polvos Azules» que se incendiaba, millonarias pérdidas dejaba, cientos de personas sin trabajo, buena parte del recinto ferial reducido a cenizas, mucha gente se quedaba sin nada, de los puestos que ofrecían en su mayoría productos de contrabando y los vendían a bajo precio ya no quedaba nada o casi nada.
Fue una dura mañana para los bomberos, esa la del 1 de enero de 1993, lo que debería ser un inicio de año tranquilo y en paz se volvió un infierno desde las 7 am, que empezaron las llamas a consumir el recinto ferial. Nunca se supo a cierta ciencia el motivo del incendio, a pesar de las investigaciones que dieron como un cortocircuito accidental, ya que habían malas conexiones eléctricas en «Polvos Azules». Aunque para muchos fue un incendio intencional, con la final de que los «feriales» se reorganicen formalmente y no en la informalidad como se encontraban en esa época. Algo común la informalidad en la época de la alcaldía de Ricardo Belmont y que con el nuevo mandato de Alberto Andrade, pensaba derrotar a la informalidad.
Recordemos que Polvos Azules nace en 1981, siendo alcalde de Lima, Eduardo Orrego en la parte de atrás del Palacio de Gobierno, en el límite del Centro de Lima y el Rímac, en lo que ahora esta ubicada la «Alameda Chabuca Granda», para colocar a los ambulantes que ya ocupaban las veredas en el mismo Centro, ocasionando un malestar tremendo, se quiso «formalizar» a los ambulantes, pero sólo se logró en parte. Solo sería un lugar «temporal» para los antiguos ambulantes, pero «Polvos Azules» se volvió un «pandemonium» y en el reino de la informalidad.
El incendio duró varias horas, muchos de los comerciantes dejaron de festejar ese inicio de año o dejaron de descansar para ir a tratar de salvar sus cosas en el campo ferial. Muy pocos tuvieron esa suerte, la gran mayoría perdió todo, todos sus sueños, todos sus ahorros, todo se volvió cenizas con el incendio. Uno de los peores que tuvo la década de los 90 en la ciudad.
Las pérdidas fueron cuantiosas, calculadas en mas de 11 millones de dólares, y no solo fueron en mercadería, se perdió todo el campo ferial, quedó totalmente inutilizado, se perdieron mas de 2000 puestos. Y recién años mas tarde volvería a reabrir el campo ferial «Polvos Azules», pero ya en el lugar que todos conocemos en la Vía Expresa, en La Victoria.
Esa mañana del 1 de enero de 1993, con dicho incendio, se fueron muchos esperanzas de crecer económicamente de muchas personas, en una época crítica a nivel económico en el país, una época donde había hambre y desempleo. Con el incendio y la desaparición de «Polvos Azules», muchas personas quedaron en la calle. Sus esperanzas de un próspero año nuevo, se diluyeron rápidamente como el fuego que consumió dicho campo ferial.
El año nuevo en que dejó de existir «Polvos Azules». El año nuevo que para muchos fue trágico y que entristeció a muchas familias. El año nuevo que muchas personas no lo van a olvidar jamás, un festejo que fue incompleto, un festejo a medias o en realidad no había nada que festejar ese 1 de enero de 1993.
Ese soleado pero frío día de primavera de octubre de 1972, los jóvenes rugbiers estaban por tomar el vuelo hacia Santiago de Chile, para jugar algunos partidos internacionales contra otros clubes similares chilenos, como ya lo habían realizado un año antes, en 1971. Donde habían realizado varias presentaciones en Santiago de Chile, en esa Chile comunista de Salvador Allende, con una profunda crisis social y económica.
Al partir del aeropuerto del coqueto barrio de Carrasco en Montevideo ese jueves 12 de octubre de 1972, muy temprano, nadie pensó la odisea que pasarían, donde hasta se pensó que nunca más los volverían a ver a muchos de ellos. Salieron con un sol esplendoroso que al llegar casi a la cordillera no pensarían que cambiaría tanto el tiempo, por lo que tuvieron que hacer escala en Mendoza, Argentina. Para así poder continuar viaje esa misma tarde, pero el mal tiempo continuaba, es así que tuvieron que permanecer esa noche en Mendoza. En el vuelo viajaban 40 pasajeros entre jugadores, amigos y familiares de los rugbiers y 5 tripulantes. Algunos aprovecharon en pasear por la ciudad, ir de compras como por ejemplo vino mendocino, chocolates, etc.
La gran mayoría integrantes de la primera división del equipo de rugby amateur del Old Christians Rugby Club, ex alumnos del colegio irlandés de los Hermanos Cristianos en Montevideo, Uruguay, junto con familiares y amigos.
El viernes 13 de octubre (según los supersticiosos, día de mala suerte), luego de reclamos de los jóvenes rugbiers cristianos, ya que querían salir sí o sí esa misma tarde a Santiago, pero el mal tiempo en la cordillera continuaba, recién partieron pasadas las 14.15 aproximadamente del aeropuerto de Plumerillo de Mendoza con destino Santiago de Chile, a una hora y media de viaje. Pasada 1 hora de vuelo, el mal tiempo volvió, el avión empezó a vibrar en pleno aire, la cordillera se había puesto muy complicada para atravesarla. El piloto Julio Ferradas hacía hasta lo imposible por mantener en calma el avión fletado a la Fuerza Aérea Uruguaya, un avión Fairchild turborreactor de dos motores.
El avión finalmente cayó de «panza» en la cordillera, en medio de una tormenta de nieve que azotaba esa zona, eran casi las 15.30, aire enrarecido en el ambiente, no se escuchaba nada, a comparación de los gritos en todo al avión minutos antes, al ver la mayoría de los pasajeros como sobrevolaban tan cerca de las montañas. Unos pocos reaccionaron al fuerte golpe del avión, algunos seguían inconscientes, entre los que reaccionaron estaban Roberto Canessa y Gustavo Zerbino. Otros 30 habían sobrevivido, 5 habían fallecido (entre ellos, el matrimonio Nicola, Esther Horta y el dr Francisco Nicola que iba como el médico del joven equipo, la madre de Fernando Parrado, Eugenia, uno de los pilotos Julio Ferradas) y 8 desaparecieron cuando al avión se partió en dos, varios pasajeros con asiento y cayeron en la nieve. Entre estos estaban Carlos Valeta, que iba como hincha del Old Christians que se salió volando del avión junto al asiento que desprendió del mismo, sobrevivió por el impacto en la nieve, pero al estar en estado de shock sale caminando por la nieve hasta desaparecer del grupo y nunca más fue visto con vida.
Empezaron a organizarse para poder pasar al menos esa noche del viernes 13, que ya empezaba a anochecer, todo el grupo de los 32 que habían sobrevivido esperaban ser rescatados al día siguiente, sábado. El fuselaje estaba desordenado por las maletas, asientos desparramados y casi sin lugar, todos estaban hacinados y en duras condiciones por el frío en la cordillera. Los heridos eran socorridos por los 2 únicos estudiantes de medicina que había en el avión, Canessa y Zerbino.
Fueron pasando los días y todo se hacia más difícil en las montañas, dejaron ya de buscarlos, empezaban a morir varios de los que sobrevivieron, la comida ya era escasa, el frío en las noches sobre todo se hacia insoportable, soportando hasta 30 grados bajo cero.
Es así que luego de una idea loca que les rondaba en la cabeza, sobre todo a Fernando Parrado, de comerse al piloto por la bronca que tenía, por la rabia que lo consumía, pero solo un pensamiento al aire, se fue haciendo realidad. Porque ya estaban sin fuerzas, sin caloría alguna ni nutrientes por la falta de alimentos en las montañas, probaron con todo, con hongos que se encontraban entre las piedras, con los forrajes de los asientos y hasta con alguna suela de zapato, el hambre les hacía querer pensar en comestible, cosas que no podían hacerlo en la realidad. Y es cuando empiezan a cortar en pequeños trozos a los fallecidos que los tenían en la nieve fuera del fuselaje. Era su único alimento y así pudieron sobrevivir entre esas difíciles montañas.
Luego de 16 días, un 29 de octubre se produce una espantosa avalancha o alud que sepulta al avión, ocasionando la muerte de 8 personas mas (Daniel Maspons, Juan Carlos Menéndez, Liliana Methol, Gustavo Nicolich, Marcelo Pérez, Enrique Platero, Carlos Roque y Diego Storm) y este alud ocasiona que estén 3 días encerrados dentro del fuselaje y debajo de la nieve. Otro momento complicado que tuvieron que sobre llevar, y sin comer durante esos 3 días. Eso hizo que varios se cansaran de la situación y trataron de salir por sus propios medios de las montañas, en expediciones que duraban días, sin lograr su objetivo. Lo lograron en la cuarta ocasión, cuando salieron el 12 de diciembre de 1972, luego de la muerte del último de los sobrevivientes, Numa Turcatti, que ocurrió el 11 de diciembre. Roberto Canessa, Fernando Parrado y Antonio Vizintin, se forraron bien de ropas para el fríaje, llevaron algo de carne de las víctimas en una media, una botella de vidrio para poner convertir el hielo en agua y salieron a cruzar las montañas por el oeste creyendo que allí habría civilización, demoraron 10 días, si iban al este quizás llegaban mas rápido, lo más seguro en 3 días.
Luego de dos días de caminata, Canessa y Parrado, quedaron en continuar ellos 2 nada más y enviar de vuelta al fuselaje a Vizintin, el cansancio que mostraba este, era muy notorio, así habría más comida para ambos, porque no sabrían cuantos días mas deberían caminar hasta llegar a la civilización.
Caminaron por 10 días e hicieron mas de 100 kms, hasta que por fin lo lograron. Llegaron a ser vistos, en todo caso Canessa y Parrado lograron lo que buscaban, llegar hacia la civilización y encontrar alguna persona que los ayudara, eso ocurrió el jueves de 21 de diciembre de 1972, cuando el arriero Sergio Catalán los vio a lo lejos, vio dos casi fantasmales siluetas caminando al otro lado del río, intentaron llamar su atención, lo cual lograron, el arriero, les arrojó una piedra con una nota, para que se las devuelvan, y luego al verlos tan delgados y desfalleciéndose, les tira un trozo de pan que Canessa y Parrado se lo comieron en segundos. Luego de ser ayudados por un par de pobladores del humilde pueblo, donde les dieron de comer y pudieron descansar en una cabaña.
Al día siguiente, viernes 22 luego de que el arriero que los vio a lo lejos recorriera a caballo horas para buscar ayuda policial, pudieron ser rescatados un primer grupo de 6 sobrevivientes, las malas condiciones climatológicas no pudieron ser rescatados, todos, pero 6 si pudieron ser llevados a recaudo, quedándose 8 en el fuselaje con cuerpo de paramédicos para ayudarlos, estos 8 que quedaban fueron rescatados el sábado 23 , un día antes de noche buena, todos en muy malas condiciones físicas, algunos casi por fallecer, pero con un gran ánimo, porque como había dicho Carlitos Páez en el fuselaje, la navidad la iba a pasar en su casa de Montevideo, con sus padres y su abuela.
Y pasaron la noches buena y la navidad en un hotel de Santiago, con sus respectivas familias, agotados pero felices de poder volver a la vida y continuar con su vida como antes del 12 de octubre, en su barrio querido de Carrasco, uno de los barrios de mas nivel en Montevideo, y para ellos esa fue la lucha mas importante de sus vidas, la de lograr sobrevivir en las montañas, a más de 4 mil metros de altura, con temperaturas de mas de 20 grados bajo cero y sin comida… y vaya si la ganaron.
Fallecieron:
Francisco Domingo Abal Guerault, 21 años, jugador.
Gastón Costemalle Jardi, 23 años, jugador.
Rafael Echavarren Vázquez, 22 años, invitado, no era jugador.
Julio César Ferradás Benítez, 39, Piloto
Guido José Magri Gelsi, 23 años, jugador del equipo.
Jorge Alexis Hounié Sere, 20 años
Dante Héctor Lagurara Guiado, 41 años , Copiloto
Felipe Horacio Maquirriain Ibarburu, 22 años
Graciela Obdulia Augusto Gumila de Mariani, 43 años, iba al casamiento de su hija.
Julio Martínez Lamas, 24 años
Ramón Martínez Rezende, 30 años, tripulante
Daniel Agustín Maspons Rosso, 20
Juan Carlos Menéndez Villaseca, 22
Liliana Navarro Petraglia de Methol, 34 años, esposa de Javier Methol, sobreviviente.
Esther Horta Pérez de Nicola, 40 años, invitada
Francisco Nicola Brusco, 40 años, esposo de Esther Horta, invitado
Gustavo Diego Nicolich Arocena, 20 años, jugador del equipo.
Arturo Eduardo Nogueira Paullier, 21 años, jugador del equipo.
Eugenia Dolgay Diedug de Parrado, 50 años, madre de Fernando Parrado, iba de invitada
Susana Elena Alicia Parrado Dolgay, 20 años, hermana de Parrado, iba de invitada.
Marcelo Pérez del Castillo Ferreira, 25 años, jugador y capitán del equipo de rugby.
Enrique Platero Riet, 22 años, jugador del equipo.
Ovidio Joaquín Ramírez Barreto, 26 años, Asistente de Vuelo.
Carlos Roque González, 24 años, Mecánico de la fuerza aerea.
Daniel Gonzalo Shaw Urioste, 24 años.
Diego Storm Cornah, 20 años.
Numa Turcatti Pesquera, 24 años, invitado.
Carlos Alberto Valeta Vallendor, 18, invitado, iba como hincha del equipo.
Fernando Vásquez Nebel, 20 años.
Los 16 sobrevivientes fueron, Álvaro Smith Mangino (19 años) invitado, Carlos Paéz Rodríguez (19 años) jugador del equipo, Daniel Fernández Strauch (26 años) invitado y primo de los hermanos Strauch, Jose Luis Inciarte (24 años) iba de vacaciones a Chile, Roberto Canessa Urta (19 años) jugador, Fernando Parrado Dolgay (24 años) jugador, Antonio Vizintin (19 años) jugador, Eduardo Strauch Urioste (25 años) invitado, Alfredo Delgado Salaverry (25 años) invitado, estudiante de derecho, Roberto Francoise Alvarez (21 años), Roy Harley Sánchez (20 años) jugador, Jose Pedro Algorta Durán (21 años) invitado, ex alumno del colegio Stella Maris y amigo de varios jugadores, Ramón Sabella (21 años) invitado y amigo de varios jugadores, Javier Methol (38 años) tío de Francisco Abal, invitado, Gustavo Zerbino Stajano (19 años) jugador del equipo, Adolfo Strauch Urioste (24 años) invitado.
Esta historia quedó reflejada en el libro «Viven… la tragedia de los Andes», que el inglés Piers Paul Read escribió en 1974 (tiene 16 ediciones y fue publicado en varios idiomas) y sirvió de guión oficial a la película del mismo nombre. Además, se editaron y son reconocidos oficialmente «Entre mi hijo y yo, la luna» (Carlos Páez Vilaró, en 1982), «Después del día diez» (Carlitos Páez, en 2003), «Milagro de los Andes» (Nando Parrado y Vince Rouse, en 2006) y «La sociedad de la nieve» (Pablo Vierci, en 2008).
-Carajo Espino, le dije que se cuidara, se lo dije y me sale con esto, con esta huevada. ¡¡¡Puta madre!!! -Perdone profe, pero no pude evitarlo, perdóneme. -Ahora sin ud. sin poder viajar, voy a tener que cambiar el plantel para el viaje.
Unos minutos después de haber estado en la cancha, se producía este diálogo entre Marcos Calderón y César Espino, en los vestuarios debajo de la tribuna sur del viejo estadio nacional, minutos antes de la 16.00 horas de un húmedo y caluroso domingo 6 de diciembre de 1987. En el que habían empatado contra San Agustín 0-0, que lo dejaba con 25 puntos igualados con Unión Huaral, que perdería un par de horas más tarde contra Universitario 1-0.
-Nos vemos mañana en la tarde muchachos, en el club, para dar la lista de los que viajan el martes tempranito a Pucallpa. Gritaba Marcos Calderón.
(Último equipo que se presentó en Lima)
(Empate 0-0 contra San Agustín)
Al día siguiente, el lunes 7 de diciembre de 1987, a las 16.30 hrs, se acercaban los jugadores al estadio de Matute, algunos para entrenar (los que no jugaron y estuvieron en la banca de suplentes, el día anterior) y otros para tratarse golpes o «soltar las piernas» nada más (los que jugaron un día antes). Luego de terminar ese liviano entrenamiento, casi cayendo la tarde, con el sol escondiéndose por detrás de la tribuna occidente del estadio, en el hall central de esa misma tribuna. Marcos Calderón daba la lista de los 16 jugadores que se tenían que presentar el día siguiente martes 8, feriado, en el estadio para ir con rumbo al aeropuerto Jorge Chávez, tenían que estar 06.00 horas para así estar a las 07.00 en el aeropuerto, para poder abordar el vuelo charter contratado a la Marina de Guerra del Perú, el fatídico Fokker F-27 de matrícula AE-560, por el que los dirigentes habían pagado 60 mil intis, por el traslado ida y vuelta y que saldría a las 08.30 de Lima con destino a la calurosa ciudad de Pucallpa. Al terminar Marco Calderón de anunciar a los jugadores que viajarían, se escucho de entre el fondo del grupo una especie de reclamo dirigida hacia él.
–No Rodríguez, ud. no viaja, ud. ayer jugó poco y se lesionó, recupérese mejor y veré si lo tengo en cuenta para el sábado contra Bolognesi. -Pero profe, puedo jugar, solo es un golpecito, al menos puedo ir a la banca de suplentes como ayer contra San Agustín. -No, le dije Rodríguez, no insista, además no jugó bien ayer, así que en vez de que viaje, mejor recupérese y luego ya vemos el sábado, no insista.
Y ahí terminó la corta charla entre Marcos Calderón y Benjamín «Colibri» Rodríguez, que fue uno de los 9 jugadores y allegados (Arturo Guadalupe, Ricardo Elguera, Martín Carrillo, Richard Garrido, Javier Castillo, asistente de Calderón, Enrique Arenaza, Juan Illescas, César Espino, Juan Reynoso y Benjamín ‘Colibrí’ Rodríguez) que por expulsiones, bajo rendimiento o lesiones no viajaron en el fatídico avión Fokker.
(Presentación de Marcos Calderón el 31 de agosto de 1987 en Matute).
Ya se hacía de noche en La Victoria y los jugadores retornaban a sus casas, para volver al amanecer al club, lo que sería la última vez que lo pisarían, algunos (los solteros) se fueron a comer algo por las calles de La Victoria, otros, los que estaban casados o convivientes iban a sus domicilios para pasar sus últimas horas con sus familias, la noche del lunes 7 de diciembre, vísperas de navidad de un convulsionado tanto social como económicamente país que era gobernando por el aprista Alan García.
A las 06.15 del feriado martes 8 de diciembre de 1987, salían rumbo al aeropuerto los 16 jugadores, el comando técnico, un par de dirigentes, médicos, utileros, allá se unirían al grupo de viaje, los árbitros que iban para dirigir el partido, como el liquidador de la ADFP (Asociación Deportiva de Fútbol Profesional) que iba a verificar la taquilla del partido y también algunos barristas que normalmente se ubicaban en la tribuna occidente, muchos de ellos del barrio de Pueblo Libre, cercano al aeropuerto, es por eso que irían ellos por su cuenta al terminal aéreo. Pasadas las 07.00 horas ya se encontraban en aeropuerto para iniciar los trámites de embarque para viajar con rumbo a la Selva, el avión de la marina de guerra, partiría en principio a las 08.30 como esta previsto; Algunos problemas con la revisión de el avión hizo que demorara su partida de Lima, en ese mismo avión Fokker ya había viajado el plantel de Universitario de Deportes, que había jugado el 29 de noviembre de 1987 con el Carlos Manucci en la ciudad de Trujillo, y el mismo Alianza Lima, unas semanas antes, el 22 de noviembre, cuando se enfrentó a Cienciano en el Cusco.
8 muchachos de la barra también iban a viajar, ya que Agustín Merino reservó sólo 8 cupos para miembros de la barra, se les dio prioridad a barristas de la tribuna occidente que era menor cantidad que de los de popular y así se pusieron de acuerdo para que 8 de ellos viajasen ese martes a Pucallpa y entre ese grupo iban a viajar Alex Berrocal quien finalmente se quedó en el aeropuerto por cosas del destino, otros de los que no viajaron fueron Billy Jahnsen, Arnaldo Noguera Betancour y Luis «loco»Pinatte, los 3 por motivos personales y en lugar de ellos viajaron los hermanos Lozano y Miguel Ruiz.
Es así que luego de tensa y fastidiosa espera, por fin el avión logra despegar de Lima pasadas las 09.00 horas, luego de casi 2 horas de espera. La llegada a Pucallpa se produce cerca a las 10.30 horas y al llegar al terminal aéreo de ese esa ciudad, al notar la demora del bus que los trasladaría al hospedaje que tenía contratado, tuvieron que tomar contratar varios taxis para así poder movilizarse por la ciudad antes del partido y luego del mismo. Eso contrarió y mucho a Marcos Calderón y peor aún cuando llegaron al hotel para dejar sus cosas y almorzar antes de ir al estadio. No estaban hechas las reservas para la delegación en el hotel América, lo que causó aún mas la molestia de Calderón con el delegado del club Washington Gómez, que fue en representación del club junto al jefe de equipo Santiago Miranda y el tesorero de Alianza Lima Jorge Chicoma, los 3 únicos dirigentes que viajaron con la delegación. Para no perder tiempo, ya que se hacía casi mediodía en Pucallpa, buscaron un hotel cercano donde dejaron sus cosas y almorzaron algo rápidamente, se alojaron en el hotel Komby, cercano a la Plaza de Armas de Pucallpa y cerca al estadio. A las 12.30 procedieron a almorzar raudamente y a las 13.00 horas procedieron a ir al estadio a escasas 5 cuadras del hotel.
El partido contra el Deportivo Pucallpa empezaría a las 14.00 horas, y correspondía a la fecha 18 del torneo descentralizado 1987. El Deportivo venía de empatar 0-0 el sábado 5 en la contigua provincia de Loreto contra el Hungaritos, Alianza Lima venía de empatar 0-0 también, contra el Deportivo San Agustín, el domingo 6 de diciembre. La expectativa era muy grande en la ciudad que tenía y tiene mucha fanaticada «grone», desde el viernes anterior era grande la expectativa, que hizo que el sábado que empezaron a venderse las entradas para ese partido casi que se agotaron, el domingo, 2 días antes, no quedaban mas entradas para el martes 8, feriado, día de La Inmaculada Concepción. El Deportivo que era entrenado por el ex jugador de Alianza Lima, la otrora gloria Víctor «Pitín» Zegarra formaba esa tarde con: Efraín Álvarez, Javier Rovai, Lizandro Navarro, Roger Pinchi, Javier Pérez, Alberto Cano, Gerardo Camacho, German Garagay, Méndez, Bardales, «Mememe» Carpio.
(Última foto de Luis Escobar antes del partido).
Alianza que había llegada a las 13.15 al estadio, que apenas le dio tiempo para calentar, cambiarse y reposar algo el almuerzo, entraba a la cancha del estadio Oficial de Pucallpa con casi 5 mil personas que dejaban 387 millones de soles de recaudación, con José Gonzáles Ganoza, Gino Peña, Daniel Reyes, Tomás Farfán Farfán, Cesar Sussoni, Carlos Bustamante, Jose Casanova, Aldo Chamochumbi, Luis Antonio Escobar, Alfredo Tomassini y Miltón Cavero, luego entraría casi al terminar el partido Johny Watson por Miltón Cavero. El arbitraje corría a cargo de Samuel Alarcón y como jueces de línea a Miguel Piña y el pucallpino Efraín Salas.
(Alianza Lima 3 Deportivo Pucalla 0 primera rueda gol de Luis Escobar).
El calor era insoportable a la hora del comienzo del partido, estaban a casi 35 grados, lo que hizo que el partido sea muy soso, poco luchado y no tan disputado, jugado con poca intensidad, hasta que a los 34 minutos, tras una salida larga de Tomás Farfán, recepción de Luis Escobar y pase de este a «Pacho» Bustamante que le quedó el balón dando botes en un pésimo estado del campo, le»sombreó» el balón al arquero Álvarez, hizo el único gol del partido. El segundo tiempo sería igual que el primero, con Alianza teniendo la tenencia del balón casi sin llegar a profundizar, aguantando el resultado y lo logró al final terminando el partido Deportivo Pucallpa 0 Alianza Lima 1. Esto hizo que Alianza Lima pase a comandar el torneo descentralizado con 27 puntos, 1 punto mas que Unión Huaral que con su empate contra Utc de local 1-1 hacia que perdiesen estos la punta, el próximo partido de Alianza Lima sería el sábado 12 de local en el estadio de Matute y Deportivo Pucallpa, jugaría el domingo contra Sporting Cristal.
Luego de terminado el partido, alrededor de las 16.00 hrs, el plantel, se dirigió al hotel Komby a unas cuadras del estadio Oficial, se bañaron y se trasladaron al aeropuerto, también cercano al hotel, el vuelo debía partir a Lima a las 17.30 hrs. la delegación estaba ya lista para partir, pero como esa mañana también habría inconvenientes esta vez no aspectos técnicos de la aeronave, sino que faltaba el contador del club, el sr Jorge Chicoma que demoró en el estadio para recibir la parte que le tocaba al club por la recaudación de esa tarde,luego de casi una hora de espera a Jorge Chicoma, por fin el vuelo pudo salir con destino a Lima, a las 18.30 hrs, un horario inusual para salir de esa zona del país, sobre todo para esa clase de aviones al momento de cruzar la cordillera en horario nocturno. Pero al final ese no fue el motivo de real del accidente, sino el mal estado en el se encontraba ese avión como tantos otros de las fuerzas armadas por falta de mantenimiento. Eso sumada a la poca experiencia del piloto Edilberto Villar, que al momento de aterrizar la nave presentaba serios problemas en el tren de aterrizaje (dos llantas ubicadas por las alas del avión y una en la punta) problema por lo que el piloto se comunica con la torre de control de la empresa Corpac en el aeropuerto Jorge Chávez, para que ellos cerciorasen de que el tren de aterrizaje haya bajado completamente, por lo que el piloto decide dar una vuelta obligatoria y pasar nuevamente por la torre de control y así pudieran observar si había bajado el tren de aterrizaje, a las 20.10 se perdió totalmente la comunicación con la torre de control, al dar esa vuelta, no hubo rastros ya de ese avión fokker, nunca mas se supo ya del avión.
La noticia solo la supo personal de La Marina, que enviaron gente especializada para buscar a sobrevivientes y parte de la nave en el mar, las primeras personas fuera del ámbito militar que supieron la noticia, fueron Teófilo Cubillas que al llegar esa medianoche procedente de Montevideo, Uruguay, en que había competido con la selección master de Perú juntamente con unos de los que podrían haber viajado esa tarde, Javier Castillo ex defensor de Alianza Lima y en ese momento asistente técnico de Marcos Calderón que estaba de licencia para poder ir a jugar ese torneo a Montevideo. Cubillas no podía creer la noticia que le dieron en la salida de vuelos internacionales del aeropuerto.
Otro de los primeros que supo la noticia fue Alfonso Rospigliosi, que recibió una llamada las 00.30 ya del miércoles 9 de diciembre a su casa, de gente que estaba a cargo las operaciones de los aviones, para darle la noticia, llamándolo a su casa, este medio dormido recibió la noticia y trató de comunicarse con el presidente de Alianza, Agustín Merino para que le confirmase la noticia, no lo pudo ubicar, este se había enterado hacía algunos minutos antes en un restaurante cenando ya en esa muy tarde noche-madrugada, el presidente del club al conocer ese rumor se dirigió inmediatamente al aeropuerto, a partir de ahí empieza a «correrse la bola» hasta que a la 01.00 horas, en RPP (Radio Programas del Perú) lanzaban un flash informativo, indicando que el avión donde viajaba el plantel de Alianza estaba perdido, sin saber nada de ellos. Justamente el diario donde escribía «Pocho»Rospigliosi, «El Nacional», fue el único que sacó en portada la desaparición del avión de Alianza Lima, el miércoles 9 en la mañana, ningún otro diario informaría al respecto, hasta el día siguiente, por que ya habían cerrados sus redacciones temprano ese martes feriado.
(Así informaban los diarios el 10 de diciembre de 1987).
La mañana del miércoles 9 amaneció convulsionada por la noticia, no sólo en Lima, sino en todo el Perú, ya RPP mantenía informados a todo el país sobre el suceso y en televisión, el noticiero matinal «Buenos Días Perú» hacia lo mismo. La incertidumbre esa mañana era total, no se sabía nada de que si habrían encontrado el avión que estaba como desaparecido, si habrían sobrevivientes, no se sabía nada, las informaciones eran nulas o restringidas. Lo poco que se informaban los familiares y público en general a través de los rumores que pasaban de «boca en boca» que salía de gente allegada a La Marina, mas no había ninguna información oficial, lo poco que pudo saber es que alrededor de las 04.30 horas fue encontrado flotando sobre un resto del fuselaje, el piloto de la aeronave, a la postre único sobreviviente, Edilberto Villar Molina. Esa mañana muchos familiares se acercaron al aeropuerto o a la Base Naval del Callao a recabar información, otros se fueron al hospital Naval para averiguar si habían heridos, algunos se fueron directamente al mar de Ventanilla, muy cerca de donde sucedió el siniestro que fue en el mar de Santa Rosa, camino a Ancón.
Recién pasado el mediodía de ese miércoles 9 de diciembre se empezaba a conocer que no quedaban sobrevivientes, ya que era muy remoto que pudieran aguantar mas de 16 horas en el agua, con el riesgo de poder morir de hipotermia o ahogados, eran mínimas las esperanzas, pero eso no hizo que la mayoría de familiares, al no recibir noticias de sus seres, empezaran a pasearse por distintos nosocomios de la capital. Ya no sólo al hospital Naval, esperanzados en poder encontrarlos con vida, incluso hasta como la madre de Luis Escobar, en compañía de los hermanos del «Potrillo» recorrió esa mañana todo el litoral, hasta casi llegar a Huacho, todo en vano. Otros como la madre de Alfredo Tomassini, Hella de Tomassini que nunca claudicó la búsqueda de su hijo, ese y los siguientes días incluso hasta su muerte en el 2001. Nunca perdió las esperanzas de volver a ver a su hijo con vida e incluso llegó a recibir amenazas a su vida y a las de su esposo e hija como lo cuenta su hija. La hermana del jugador, Hella Tomassini Ait, asegura que su padre, Alfredo Tomasini Gutiérrez, un ex médico traumatólogo de la clínica Maison de Santé, en el centro de Lima, mantenía vivo el temor de supuestas amenazas que le habrían hecho agentes de la Marina, poco después del accidente.
“El 16 de diciembre (de 1987), casi una semana después de la tragedia, mi papá fue retenido en la Comandancia General de la Marina, que está en (la avenida) Salaverry (en el distrito de Jesús María), él me contó que lo tuvieron ahí varias horas, y le dijeron cosas como que no siga metiéndose (en el caso), que sabían que tenía otra hija que cuidar, que era época de terrorismo”, relata Tomasini Aita.
Otras familias empezaron a perder las esperanzas pasados los días sin poder encontrar a sus seres queridos, todo pasó a ser tristeza y desilusión, se pasó rápidamente de la esperanza a la desazón y al dolor. Hasta que el mar empezó a varar los primeros cuerpos, al día siguiente de ocurrida la tragedia y fueron los de la aeromoza Carmen Quiñones, teniente primero en retiro que iba como hincha Rafael Ponce, el tripulante Domingo Mercedes, una allegada llamada Nora Sánchez y 2 componentes del club, el utilero Andrés Eche y el médico Orestes Suárez, que iba en reemplazo de Ramón Aparicio que por cosas del destino no pudo viajar, por estar en la gira de la selección master al igual que Javier Castillo. Fueron los primeros 6 cuerpos que el mar varó en la tarde del miércoles 9 de diciembre. A la par los rescatistas de La Marina encontrarían parte del fuselaje del avión días mas tarde, nunca se pudo encontrar misteriosamente la «caja negra» como así tampoco aparecieron 5 cuerpos.
(Ùltimo balón que tocaron los finados, lo trajo de Pucallpa, «Pitín» Zegarra y donado al club)
El primer cuerpo de un jugador devuelto por el mar fue el de Tomás Farfán, el 15 de diciembre, junto al cuerpo de César Lozano y Miguel Piña, al día siguiente 16, el mar varó los cuerpos de Ignacio Garretón, Braulio Tejada, Daniel Reyes y Santiago Miranda el jefe de equipo, el jueves 17 aparecían los cuerpos de Gonzáles Ganoza, Johny Watson, Milton Cavero, César Sussoni, Aldo Chamochumbi y el barrista Oscar Colmenares. El Día 20 encontraban el cuerpo de José Casanova y de José Vergara, ayudante de utilería de 15 años, unos días mas tarde encontraban el cuerpo de José Mendoza y el 25 día de navidad el de Marcos Calderón. Nunca aparecieron Alfredo Tomassini Aita, Luis Escobar Aburto, Gino Peña Escudero, William León ni Carlos ‘Pacho’ Bustamante. 5 cuerpos nunca pudieron descansar en paz y ser despedidos por sus familiares y amigos, nunca.
Entretanto se empezaban con las investigaciones de lo ocurrido a cargo de fiscales civiles, que tomaron la declaratoria del piloto cuando estaba en el hospital Naval, hasta que el fueron militar se interpuso y no dejó que se continuara investigando, obstaculizando todo tipo de contacto con la única persona que podía aportar mas datos, aparte de los que ya había dado en su primera declaratoria. La investigación entonces pasó a manos de «La Junta de Investigación de Accidentes Aéreos de la Aviación Naval» y que estaba a cargo de el capitán de navio, Edmundo Mercado Pérez y que finalmente escondió ese informe final, nunca salió a la luz pública hasta que en el 2006, 19 años después de ocurrido el accidente, a través de un reportaje que difundió el programa político «La Ventana Indiscreta» se supo verdaderamente los motivos de ese tan horrendo siniestro que se llevó la vida de 43 personas, el reportaje a cargo de los periodistas Enrique Flor y de César Hildebrant Chávez indicaba que el informe final lo escondió Mercado Pérez y se llevó con el al momento de pasar a pasar a retiro en 1988, un año despúes del accidente y por esa jubilación recibió una tan buena indemnización que se mudó a Miami comprando una casa en esa ciudad, llevándose consigo la verdad de la tragedia. Ese informe fue elevado a sus superiores el contralmirante Roberto Duboc Meza y el vicealmirante Juan Soria Díaz, también tenían conomiento del informe los oficiales Fernando Zavala Claux, Carlos Arana Tenorio, Lorenzo Vargas Alfaro, Juan Koster Arauzo y Jorge Morante Bardell, todos callaron y ocultaron todo tipo de información al respecto.
Vergonzosas también han sido las declaraciones del ex presidente de Alianza Lima, el conocido funerario Agustín Merino, quien, ante la pregunta del reportero César Hildebrandt Chávez sobre la posibilidad de que Alianza hubiera demandado a la Marina de haberse conocido en 1988 el informe oculto, señaló lo siguiente: “Un club es un club de deportes, no es un club de juicios ni de peleas ni de nada de esas cosas. Esto tiene que arreglarlo cada familia, es potestad de cada familia arreglar sus problemas. Nosotros no tenemos por qué arreglar problemas que no son de nosotros. Por más que al club le hubiera pasado lo que le pasó, no se metía en nada. Menos con la Marina, en ningún sentido“.
Entre los documentos encontrados en West Palm Beach se encuentra un compendio del Informe Final del accidente elaborado por Mercado Pérez y que fue elevado al entonces Comandante General de la Marina, el 10 de mayo de 1988 con el objetivo de procesar el cobro de la póliza con Popular y Porvenir Compañía de Seguros.
En ese resumen de 11 páginas, Mercado concluye que el Fokker 27 se estrelló en el mar por “un error humano”. En síntesis, la responsabilidad recayó sobre el piloto, el entonces teniente Edilberto Villar, y el copiloto, teniente Fernando Morales Dapuetto.
Pero las pocas horas de vuelos que registraban los pilotos de la Marina no sólo era un problema de los pilotos de Fokker 27. El informe secreto X.1000-043, del 18 de mayo de 1987 (siete meses antes del accidente), elaborado por el Comandante del Grupo Aeronaval Numero 2, capitán de navío Gustavo Salcedo Williams, detalla la carencia de repuestos y la poca disponibilidad de vuelos en helicópteros para entrenar a los pilotos en vuelos reales en este tipo de aeronaves.
De acuerdo con los reportes de la Marina, Villar registraba 1,170 horas de vuelo en el F-27, de las cuales 102 habían sido como comandante de aeronave. Cuando ocurrió el accidente, Villar tenía un año como comandante de aeronave.
Según la investigación, el F-27 despegó de Pucallpa rumbo a Lima el martes 8 de diciembre a las 18:31 y no a las 17:20 como estaba programado, debido a que un miembro de la delegación del Alianza Lima, responsable del cobro de la taquilla del partido contra el Deportivo Pucallpa, se retrasó y recién abordó el F-27 a las 18:15. Esto significaba que parte del vuelo hacia Lima y el aterrizaje se harían de noche.
Al respecto la investigación de Mercado Pérez detalla que en los tres meses previos al accidente, Villar sólo había tenido 12 horas de vuelo instrumental en el F-27. De noche apenas acumulaba cinco horas. En el último mes no registraba ni una sola hora de vuelo nocturno.
Durante esa investigación, los jefes de Villar aseguraron que el entonces teniente contaba con la capacidad suficiente para comandar la aeronave. Respecto a Morales, las opiniones fueron más conservadoras. Pero lo cierto es que los reportes oficiales de la Marina detallan que apenas registraba una hora de vuelo nocturno en los tres meses previos al accidente.
El resto es ya todos lo conocemos. De acuerdo a la investigación de Mercado Pérez ocurrió una serie de hechos: la luz del tren de aterrizaje delantero prendió en naranja (indicando que algo estaba mal); Villar empezó a revisar los manuales de procedimiento – que estaban escritos en inglés, idioma que no dominaba -, y le entregó el mando a Morales; éste sin percatarse piloteó la aeronave en descenso hacia el mar; y cuando Villar intentó rectificar fue muy tarde. El avión se estrelló en las aguas de Ventanilla.
Sin embargo, la conclusión de esta suma de factores no incluyó la negligencia de los mandos de la Marina al ofrecer un servicio de transporte para civiles sin que se destinara el presupuesto necesario para ofrecer la adecuada capacitación a sus pilotos. Las acusaciones se centraron en Villar mas que en el mantenimiento de las aeronaves. El 29 de julio de 2008, Mercado Pérez, el investigador de la Marina, murió de cáncer generalizado en un hospital de West Palm Beach.
(Informe revista el Gráfico Perú, 2006).
Se tejieron muchas controversias con respecto a la caída del avión, muchas hipótesis, obviamente nunca esclarecidas, se habló por ejemplo que el avión traía droga de la selva para Lima, como estas polémicas declaraciones de allegados a los futbolistas fallecidos.
“Yo lo tengo claro: el avión traía droga y los marinos se bajaron el avión. Tengo indicios. La libreta electoral de mi esposo estaba casi intacta, solo con un poco de agua. ¿Tú crees que con el agua salada del mar, esa libreta se va a quedar así? No, con tantos días en el mar, esa libreta tendría que estar destruida. Seguro los marinos le pusieron un poco de agua para pasar desapercibidos. Estoy segura que a los muchachos los secuestraron con la intención de desaparecerlos, y así lo hicieron. Hubo otro hecho: el calzoncillo de Marcos Calderón tenía una mancha de sangre que, según su esposa, estaba ahí desde antes del accidente. ¿Cómo es posible que después de tantos días en el mar, esa mancha de sangre siga ahí? Por otro lado, los maletines y los chimpunes estaban reventados, ¿qué raro no? Yo creo que los jugadores que no aparecieron porque estaban baleados. Seguro ellos se opusieron a los militares. Mi esposo apareció 8 días después, pero no sé cómo lo han matado». Entrevista con Ofelia Bravo, viuda del jugador Tomas “Pechito” Farfán.
Otros aseguran haber visto el cadáver de Jose Gonzáles Ganoza con orificios de bala en la morgue de Lima, todo por supuesto sin ser confirmado.
(Se conformaba un nuevo equipo).
Muchos clubes, dirigentes, en general todo el mundo del fútbol, se solidarizó con el club Alianza Lima, que había quedado casi devastado, sin nada, solo algunos dirigentes y alguno que otro miembro médico, 1 miembro del comando técnico y sólo 8 jugadores que lograron salvarse al no viajar con el plantel.
Algunos clubes peruanos se prestaron para ceder jugadores a ese nuevo Alianza Lima que se venía, como Utc, Manucci, Universitario de Deportes, Deportivo Municipal entre otros y hasta clubes extranjeros como el Colo Colo de Chile.
Universitario cedió a los jugadores Luis Carmona y a un muy joven Juan Carlos Bazalar, que por su juventud se negó a pasar al rival de toda la vida, ya que esperaba luchar ser titular en su club, por cosas de la vida, años mas tarde este pasaría a Alianza Lima siendo figura, muy respetado y reconocido.
Colo Colo enviaba a 4 jóvenes jugadores como Jose Luis Letelier, tercer arquero del plantel «cacique», detrás del argentino Daniel Morón y de el «Rambo» Marcelo Ramírez, Parcko Quiróz, back central de buena proyección pero poco utilizado en el plantel chileno,el delantero René Pinto y el volante Juan «Candonga» Carreño, jugadores que al no tener cabida en el equipo principal del «cacique» que dirigía Arturo Salah, aceptaron viajar a Lima con todos los gastos pagados por Colo Colo, menos Carreño que se negó a viajar y ni quería saber nada de dejar Santiago. Así que lo reemplazo Francisco Huerta, otro joven volante como Carreño pero con muchas ganas de gloria.
Y es así como se fue formando el nuevo ALianza , varios jugadores que quedaban libres el 31 de diciembre de 1987 y muy afines al club se ofrecían para poder armar el nuevo equipo, jugadores como Teófilo Cubillas que volvía al club de sus amores, Jose Velasquez que estaba en el Deportes Iquique de Chile, rescindía su contrato para volver al club que le dio la gloria, otros como Roberto Rojas de Sporting Cristal, terminaba su contrato ese 31 y volvía también, y algunos mas como Maurinho Mendoza de Cni de Iquitos, Eduardo «Sampri» Saavedra y Osvaldo Flores de Deportivo Municipal, Luigi Dietz de Sport Boys también fueron cedidos, así como también el retorno de Wilmar Valencia del fútbol salvadoreño, aparte eran promovidos al primer equipo juveniles como Manuel Vinces, Jorge Vallejos y varios mas, mas el apoyo como director técnico del «cholo» Rafael Castillo que se encargaba de la parte formativa del club en las divisiones menores, es que se fue armando ese nuevo Alianza e hicieron que el club resurgiera de sus cenizas y volver a ser el club más grande y popular del país como en otrora, como desde 1901.
Y ese nuevo Alianza reforzado por algunos jugadores y ex jugadores volvió a pisar una cancha de fútbol, un jueves 17 de diciembre de 1987. 9 días mas tarde de ocurrido ese doloroso siniestro, con un partido homenaje contra Independiente de Avellaneda, que dio una gran mano al enviar su equipo casi titular sin costo alguno, mas que los gastos operativos y de traslado para poder jugar en Lima, ese equipo dirigido por el «pato» José Pastoriza. También lo hicieron esa tarde-noche Universidad Católica de Chile y Universitario de Deportes, todo lo recaudado fue a parar a los deudos de las víctimas, no solo los jugadores, también árbitros, barristas etc. Todo fue solidaridad esa noche de diciembre vísperas de Navidad.
(Amistoso contra Independiente el 17 de diciembre).
Mucha gente hizo lo posible para que este club no se fuera con los «ángeles de Ventanilla», mucha gente hizo todo lo posible para este club resurgiera como el «ave fénix» que renacía de sus propias cenizas y volver a ser lo que fue en su historia, un club grande, un club de arraigo, el mas grande club del país.
Y el hincha blanquiazul estará eternamente agradecido a toda esa gente que dio la mano en un momento tan complicado, en el momento mas difícil de este glorioso club llamado ALianza Lima.
(El nuevo Alianza 1988).
Fue la última jugada al destino de esos grandes jugadores, pero ese destino hizo todo lo posible para que nunca nos olvidemos de ellos, nunca. Los que los vivieron en esa época, los que los disfrutaron y también los que sólo hemos leído o escuchado mucho sobre ellos, sin haberlos podido ver, nunca serán olvidados.
En el accidente perdieron la vida un total de 43 personas, 16 integrantes del equipo, 6 miembros del cuerpo técnico, 4 auxiliares, 8 miembros de la barra, 3 árbitros y 6 tripulantes.
Marcos Calderón – D.T. José Gonzáles Ganoza (33). César Sussoni (23). Tomás Lorenzo Farfán Farfán (26). Daniel Reyes (23). Gino Peña Escudero (23). José Casanova Mendoza (23). Aldo Chamochumbi Argote (19). Carlos Bustamente (22). Miltón Cavero Carozzi (20). Alfredo Tomassini Aita (22). Luis Antonio Escobar Aburto (18). José Mendoza Ismodes (26). Ignacio Garretón (19). Willian León (22). Braulio Tejada Guzmán (18). Jhonny Watson Navarro (25). Rolando Gálvez – Preparado Físico. Orestes Suárez Galdós- Médico. Andrés Eche Chunga – Utilero. José Vergara – Ayudante de utilero. Washington Gómez – Delegado. Jorge Chicoma – Tesorero. Rodolfo Lazo Esteves – Kinesiólogo. Santiago Miranda Mayorga – Jefe de Equipo.
8 barristas: Eugenio Simonetti Gonzáles, Jose Errea Pintado, Julio Cáceres Rey, Oscar Colmenares Urteaga, Rafael Ponce Gonzáles, Germán Lozano Merea, César Lozano Merea y Miguel Ruiz Espejo.
5 Miembros de la tripulación: Fernando Morales Dapuetto, Abraham Del Portal, Jose Vicente Rivas, Domingo Mercedes Miranda y Carmen Quiñonez Chávez.
3 árbitros: Miguel Piña, Samuel Alarcón y su hermano también árbitro de segunda que sólo fue a acompañar a su hermano mas no a dirigir, Manuel Alarcón. Además de un miembro de la ADFP, Victor Barco así como también una allegada llamada Nora Sanchez Díaz.
LIMA, 10 DE DICIEMBRE DE 1987 TRAGEDIA FUTBOLISTICA. AVION FOKKER EN EL QUE VIAJABAN LOS JUGADORES DEL CLUB ALIANZA LIMA CAE AL MAR DE VENTANILLA. FOTO: EL COMERCIO
El Alianza de 1987 no fue un equipo que apareció espontáneamente. Se fue formando progresivamente en los ochenta debido a la crisis futbolística en la que entró el cuadro blanquiazul luego del formidable bicampeonato de 1977-1978. El más veterano de cantera aliancista era el arquero José Gonzales Ganoza (que debutó en 1973), al que seguían Juan Illescas (1978) y Tomás ‘Pechito’ Farfán (1980). En 1982, con ‘Pitín’ Zegarra en el banco, apareció una primera camada: José Casanova, Gino Peña, William León, Milton Cavero y el arquero José Mendoza (que debutó en 1983). En 1984, ya con Juan José Tan como entrenador, los promovidos por Zegarra empezaron a ser titulares y surgió a la par una segunda camada: Luis Escobar, Daniel Reyes, César Sussoni, Carlos Bustamante y Benjamín ‘Colibrí’ Rodríguez.
En 1986, con la llegada de ‘Didí’ al banco victoriano, todos estos jugadores integraban un conjunto ya más cuajado. Ese año fue promovido también Juan Reynoso y al año siguiente, en 1987, subieron al primer equipo Ignacio Garretón, Aldo Chamochumbi y Braulio Tejada. En el plantel también estaban César Espino y Johnny Watson, que ya tenían algunas temporadas de experiencia con Sport Boys y Alfredo Tomassini, quien fue el último en sumarse a mitad de ese 1987, proveniente de las canteras de Cristal.
(Algunos de los que sobrevivieron).
Aunque actuaban esporádicamente, el equipo de 1987 lo integraban también Richard Garrido, Arturo Guadalupe, Ernesto Arenaza, Ricardo Elguera y Martín Carrillo, quienes, al igual que Reynoso, Rodríguez, Espino e Illescas, tampoco viajaron en el fatídico vuelo a Pucallpa.
(Diversas publicaciones).
(Nota de la Revista el Gráfico de Argentina escrita por «El Veco»).
(Informe de Revista Caretas).
Fotos: Diarios : El Comercio, La Tercera, Expreso, El Nacional, La República. Revistas: Caretas, El Gráfico.
Aquella calurosa mañana del 24 de diciembre de 1971, nadie presagiaba lo que sucedería horas más tarde. Solo pensaban en llegar a su destino, allá en la lejana Pucallpa en el oriente del país, y pasar la nochebuena con sus familias y esperar la navidad de aquel tumultuoso año 71; donde el gobierno militar estaba a cargo del país, donde se prohibían muchas cosas, entre ellas un concierto de el mítico Carlos Santana en nuestra capital, semanas antes de este 24 de diciembre. Se esperaba con ansías y agrado el año 1972, aunque no sería para nada agradable días después, cuando el país el primer día del año siguiente, hablaba sólo de la muerte de un magnate como Luis Banchero.
La aerolínea peruana LANSA (Líneas Aéreas Nacionales) que tenía asignada unas rutas nacionales, pocas en realidad, pero volaba a algunas partes del país como Cuzco, Arequipa, Tacna, Iquitos, Pucallpa y otras más.
Esa mañana del 24, el vuelo 508 de Lansa con destino a Pucallpa, estaba algo demorado (algo común en esa aerolínea, poca seria que continuamente retrasada sus vuelos, y era lógico, no contaba con una flota adecuada de aviones, para realizar diversas rutas del país), 93 personas esperaban abordar ese fatídico vuelo pasar así llegar pasado el mediodía a su destino y realizar sus distintas compras navideñas para pasar esa medianoche con sus familias, pero recién al mediodía partía del nuevo aeropuerto que tenía la capital, que había sido inaugurado solo 6 años antes, el «Jorge Chávez» del Callao, el vuelo 508 con destino Pucallpa y luego Iquitos, previa parada en el infierno, porque lo que pasaron esas 93 personas fue vivir un infierno en plena selva peruana.
30 minutos luego del despegue del avión, ya estando en plana selva peruana y solo a 20 minutos de su primer destino que era Pucallpa, empezó el mal tiempo por esa zona selvática, haciendo que el avión se desestabilice, ocasionando pérdida de altitud y es casi a las 12.36 del día, muy lluvioso y de mal tiempo en la selva y sin que el piloto Carlos Forno Valera, pudiera hacer algo ya que segundos antes, un rayo, originado por la tormenta, dio en una de las alas del avión dificultando que el mismo tomara altura, no había forma de que la aeronave pudiera ganar altura y haciendo que sea indeclinable su caída.
En pocos minutos, 92 personas morían en ese accidente (entre pasajeros y tripulación), pero sólo 1 persona se iba a salvar, sólo Juliane Kopcke; peruana descendiente de alemanes, volvería a nacer esa tarde del 24 de diciembre de 1971, la adolescente que viajaba con su madre, a darle encuentro a su padre que laboraba en Pucallpa, fue la única persona que sobrevivió al espanto. 92 familias esa tarde, víspera de noche buena no pasaría las fiestas con ellos, 92 familias no iba a tener una feliz navidad, solo la suerte salvó a Kopcke, el destino le dicen, y tuvo que lidiar contra muchas adversidades en plena selva, donde estuvo inconsciente por muchas horas y cuando despertó Juliane se dio cuenta que era la única sobreviviente del siniestro, tenía la clavícula rota y un sin número de heridas en el cuerpo, pero eso no la amilanó y al tener conocimientos de la zona, ya que por la labor de su padre que se desempeñaba como investigador en la selva peruana, ella conocía esa selva que fue la tumba para decenas de personas, conocía que comer, que no comer, por donde andar y su conocimiento de la zona la hizo buscar un riachuelo porque si no, podría morir de sed por la deshidratación y eso sería lo peor, ya la estaba pasando bastante mal con su magullado cuerpo, sola en la peligrosa selva y con muchos muertos a su alrededor. Muchos que ni siquiera habían salio de sus asientos. La lección que le dieron sus padres para subsistir en la selva, en su época de vacaciones cuando las pasaba en la selva y no estudiando en Lima, le sirvieron de mucho a Juliane.
Luego de 9 días perdida en la selva, caminando buscando encontrar poblados habitados, logró llegar a uno, pero muy extenuada, el cansancio, la escasa comida la tenía así, al día 10 encontró en plana selva una cabaña, donde reposó y luego de horas fue hallado por habitantes de la zona, que al verla pensaban que era algún «mito selvático» o alguna alucinación, no pensaban que hubiera una persona que pudiera caminar por esa extensa selva. Esos cazadores y madereros luego a explicación de Juliane de que estaba perdida hacia varios días por la selva, la ayudaron, dándole comida y curándole sus infectadas heridas con las que aguantó más de una semana en la peligrosa selva. Luego con ayuda de Juliane se pudo dar con el siniestrado avión y con los cadáveres de ese horrendo accidente, los cuales fueron entregados a sus respectivas familias para que puedan descansar en paz y para esas 92 familias (incluida la de Kopcke) las navidades a partir de 1971 serían totalmente distintas, con algún miembro de la familia faltante, un lugar menos en la mesa familiar desde ese fatídico y milagroso a la vez 24 de diciembre de 1971.
Las bromas quedaron atrás, los chistes ya no salieron más de ese vestuario, la «palomillada» había muerto esa mañana del 04 de abril de 1993. En Chimbote estaba por despegar una avioneta de la aerolínea «Aerocóndor», desde el pequeño aeropuerto de esa ciudad con destino a una ciudad donde aquel jugador era muy querido, donde era casi idolatrado, coincidencias de la vida; Ramón Anchisi, se mataba absurdamente esa mañana de aquel domingo de otoño del 93. Cuando la avioneta que tomaba con destino a Sullana, empezaba a prender sus motores y la hélice ya estaba arrancando, y lo golpeó en la cabeza, produciendo un fuerte golpe y pérdida de masa encefálica, ocasionando casi instantáneamente su muerte. Una muerte tan absurda como todo lo que rodeaba a la informalidad que se vivía y aun se vive en el país; donde un pasajero tenía que ir a hacer sus necesidades fisiológicas en los servicios higiénicos del mismo aeropuerto y no en el avión, porque este era tan pequeño que no contaba con servicios.
Ramón Anchisi «el Cabezón» para todos, muy querido en Sullana, en el Callao, en Huánuco, lugar donde estuvo dejaba huella, recordado por su gran sentido del humor y por su buen fútbol, nacido en 1964, a sus 29 años, era un experimentado volante que había paseado su fútbol por distintos clubes del medio como Espartanos, Sport Boys, Deportivo Municipal, León de Huánuco, Atlético de Sullana, siempre dejando huella por el don de gente que era, era el típico «futbolista callejero».
Esa mañana de domingo se preparaba bien temprano para viajar a Sullana, para jugar un partido contra Alianza Atlético de de esa ciudad, tomarían un avioneta en el pequeño aeropuerto de Chimbote con destino Piura y luego hacer el camino hasta Sullana, todo se registraba de manera tranquila esa mañana, nada presagiaba lo que ocurriría unas horas más tarde, cuando minutos antes de partir al «Cabezón» le dio ganas de miccionar, al no haber servicios en la avioneta, tuvo que descender del mismo y en ese mismo instante, empezaba a encender el avión el piloto Cristian Fallet Mozaltes haciendo que empiecen a girar las hélices del mismo, de esto no se había dado cuenta Anchisi y queriendo apurar en ir a los servicio higiénicos pasó por una de esas hélices que hicieron que le destrozaran la cabeza, dejando al descubierto la masa cerebral, sus compañeros que se dieron cuenta del accidente al momento lo trasladaron al hospital Regional de Chimbote, pero falleció en el traslado, era casi imposible, al perder masa cerebral que sobreviva, una de sus «palomilladas», la última es la que hizo que perdiera la vida a sus 29 años, cuando aún tenía varios años mas para dar en el fútbol.
Ya 23 años de que ya no esta, 23 años sin «palomilladas», hace 23 años que se perdió la «chispa» en el fútbol con la partido de Teodoro Ramon Anchisi.
Corría el verano de 1994 y había en la televisión peruana un programa infantil muy exitoso, que ya estaba internacionalizando y era transmitido a distintos países como Argentina, Chile, México, Usa y varios más. El programa infantil que se había iniciado en 1990, se transmitía los fines de semana y era todo un éxito; pero tras ese éxito, muchos no sabíamos, lo que realmente pasaba por dentro, cuando se apagaban las luces del set de grabación, cuando dejaban de ser las «dalinas», y volvían a ser Almendra Gomelsky y Mónica Santa María. Uno no sabía lo que realmente pasaba por sus cabezas, sobre todo por la de Mónica Jeanette Santa María, una bella chica de 21 años, que empezó haciendo modelaje y publicidades a los 7 años, y a su corta edad ya llevaba una vida bastante ajetreada que, quizás no podía sobrellevarla, su vida parecía de una chica de casi 30 años, y ella sólo tenía 21. Y no podía disfrutar de fiestas o de la vida privada, cosas propias de su edad.
Llevaba un estilo de vida con tantas presiones que al final no supo controlar, y es así que empezó a aquejarla la depresión, desde hacía unos meses antes de su muerte. A las presiones laborales, le agregaba las malas relaciones con su novio y a la soledad que sentía, pero lo que la atormentaba a pesar de su edad, era quedarse sola en la vida, y sin poder casarse, y eso siempre lo charlaba con Constantino Heredia; su novio de 26 años, pero este se negaba a tal pedido, era sabido que para el novio, hijo de un gerente de una conocida empresa de gaseosas internacional, el matrimonio, no estaba entre sus planes, pero para Mónica si, y eso la deprimía, según se supo mucho después de el suicidio. Mónica estaba en un tratamiento psiquiátrico y había intentado quitarse la vida un par de veces antes de ese verano de 1994, todos esos intentos fueron por sobredosis de somníferos.
Pero un sábado 12 de Marzo de 1994, Mónica y su novio, asistieron a el matrimonio de un conocido empresario de la ciudad, y durante la fiesta, se les notaba fastidiados, enojados y eso terminó en una pelea entre ambos, algo que ya era una costumbre en los últimos meses y casi siempre por el mismo tema, el matrimonio, luego de la pelea, cada uno se fue por su lado del matrimonio. Quizás la decepción por las constantes peleas con su pareja, quizás no sentirse capaz de darle la felicidad deseada a su novio, para así poder contraer matrimonio, quizás el stress constante con el vivía y no lo demostraba frente a las cámaras, hizo que tomara la decisión del suicidio, la madrugada del domingo 13 de marzo en el departamento 205 del condominio de la avenida Manuel Prado Ugarteche 518, en La Molina, disparándose con el arma que justamente era de su novio y que le había sido sustraído en un momento de descuido del auto mitsubishi de Constantino Heredia.
Según indicaron las pericias, el suicidio de Mónica Santa María, debe haber ocurrido a las 03.00 hrs del domingo 13, pero recién se supo el lunes a a la mañana, cuando el padre de Mónica llamó al novio para pedirle las llaves del departamento de su hija, ya que no tenia noticias de ella, durante todo el domingo y es así que a las 9 horas aproximadamente del lunes 14 de marzo de 1994, fue encontrada con un balazo en la boca, muerta ya hacía mas de 24 horas encima de su cama.
Durante las investigaciones, se pensaba que pudo ser un disparo accidental, pero luego de las pericias y los datos que obtuvieron los investigadores de la policía, del caso, como mensajes en la grabadora telefónica en la casa de Constantino Heredia, donde ella indicaba que tenia en su poder su revolver y demás mensajes de tristezas dando a entender que quitaría la vida, hicieron cerrar el caso como un suicidio.
Un caso más de que este trastorno, que es la depresión, no ve razas, condición social o económico, se le puede presentar a un famoso, exitoso, con mucho dinero y rodeado de afecto (pero en realidad la soledad la aqueja) o personas sin dinero, sin trabajo y con múltiples fracasos en la vida, un trastorno que debe ser tomado con pinzas y no solo a la ligera.
Un caso donde las presiones, las decepciones en la vida, como querer casarse y formar una familia con la persona equivocada, una persona que tenía todo en la vida, como belleza, éxito, un trabajo muy bien remunerado, fama, tenía una relación de pareja, pero es aquí quizás el mas grande error de su vida, haberse obsesionado con su pareja, hasta pensar en casarse con la persona equivocada, una persona que no tenía ese mismo pensamiento, al final tenia casi todo en la vida, menos, la persona indicada para ir con ella a la par y no ir en contra de ella.
La «dalina» que fue vencida por la depresión.
La «dalina» que escondía todos sus problemas, tristeza y males bajo su rostro angelical, no pudo soportar más aquel domingo 13 de marzo de 1994. Cuando una mala decisión (quizás para ella haya sido la correcta, uno no sabe lo que le pasaba por la cabeza) se la llevó de este mundo.