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milagro

Ese soleado pero frío día de primavera de octubre de 1972, los jóvenes rugbiers estaban por tomar el vuelo hacia Santiago de Chile, para jugar algunos partidos internacionales contra otros clubes similares chilenos, como ya lo habían realizado un año antes, en 1971. Donde habían realizado varias presentaciones en Santiago de Chile, en esa Chile comunista de Salvador Allende, con una profunda crisis social y económica.

Al partir del aeropuerto del coqueto barrio de Carrasco en Montevideo ese jueves 12 de octubre de 1972, muy temprano, nadie pensó la odisea que pasarían, donde hasta se pensó que nunca más los volverían a ver a muchos de ellos. Salieron con un sol esplendoroso que al llegar casi a la cordillera no pensarían que cambiaría tanto el tiempo, por lo que tuvieron que hacer escala en Mendoza, Argentina. Para así poder continuar viaje esa misma tarde, pero el mal tiempo continuaba, es así que tuvieron que permanecer esa noche en Mendoza. En el vuelo viajaban 40 pasajeros entre jugadores, amigos y familiares de los rugbiers y 5 tripulantes. Algunos aprovecharon en pasear por la ciudad, ir de compras como por ejemplo vino mendocino, chocolates, etc.

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La gran mayoría integrantes de la primera división del equipo de rugby amateur del Old Christians Rugby Club, ex alumnos del colegio irlandés de los Hermanos Cristianos en Montevideo, Uruguay, junto con familiares y amigos.

El viernes 13 de octubre (según los supersticiosos, día de mala suerte), luego de reclamos de los jóvenes rugbiers cristianos, ya que querían salir sí o sí esa misma tarde a Santiago, pero el mal tiempo en la cordillera continuaba, recién partieron pasadas las 14.15 aproximadamente del aeropuerto de Plumerillo de Mendoza con destino Santiago de Chile, a una hora y media de viaje. Pasada 1 hora de vuelo, el mal tiempo volvió, el avión empezó a vibrar en pleno aire, la cordillera se había puesto muy complicada para atravesarla. El piloto Julio Ferradas hacía hasta lo imposible por mantener en calma el avión fletado a la Fuerza Aérea Uruguaya, un avión Fairchild turborreactor de dos motores.

El avión finalmente cayó de «panza» en la cordillera, en medio de una tormenta de nieve que azotaba esa zona, eran casi las 15.30, aire enrarecido en el ambiente, no se escuchaba nada, a comparación de los gritos en todo al avión minutos antes, al ver la mayoría de los pasajeros como sobrevolaban tan cerca de las montañas. Unos pocos reaccionaron al fuerte golpe del avión, algunos seguían inconscientes, entre los que reaccionaron estaban Roberto Canessa y Gustavo Zerbino. Otros 30 habían sobrevivido, 5 habían fallecido (entre ellos, el matrimonio Nicola, Esther Horta y el dr Francisco Nicola que iba como el médico del joven equipo, la madre de Fernando Parrado, Eugenia, uno de los pilotos Julio Ferradas) y 8 desaparecieron cuando al avión se partió en dos, varios pasajeros con asiento y cayeron en la nieve. Entre estos estaban Carlos Valeta, que iba como hincha del Old Christians que se salió volando del avión junto al asiento que desprendió del mismo, sobrevivió por el impacto en la nieve, pero al estar en estado de shock sale caminando por la nieve hasta desaparecer del grupo y nunca más fue visto con vida.

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Empezaron a organizarse para poder pasar al menos esa noche del viernes 13, que ya empezaba a anochecer, todo el grupo de los 32 que habían sobrevivido esperaban ser rescatados al día siguiente, sábado. El fuselaje estaba desordenado por las maletas, asientos desparramados y casi sin lugar, todos  estaban hacinados y en duras condiciones por el frío en la cordillera. Los heridos eran socorridos por los 2 únicos estudiantes de medicina que había en el avión, Canessa y Zerbino.

Fueron pasando los días y todo se hacia más difícil en las montañas, dejaron ya de buscarlos, empezaban a morir varios de los que sobrevivieron, la comida ya era escasa, el frío en las noches sobre todo se hacia insoportable, soportando hasta 30 grados bajo cero.

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Es así que luego de una idea loca que les rondaba  en la cabeza, sobre todo a Fernando Parrado, de comerse al piloto por la bronca que tenía, por la rabia que lo consumía, pero solo un pensamiento al aire, se fue haciendo realidad. Porque ya estaban sin fuerzas, sin caloría alguna ni nutrientes por la falta de alimentos en las montañas, probaron con todo, con hongos que se encontraban entre las piedras, con los forrajes de los asientos y hasta con alguna suela de zapato, el hambre les hacía querer pensar en comestible, cosas que no podían hacerlo en la realidad. Y es cuando empiezan a cortar en pequeños trozos a los fallecidos que los tenían en la nieve fuera del fuselaje. Era su único alimento y así pudieron sobrevivir entre esas difíciles montañas.

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Luego de 16 días, un 29 de octubre se produce una espantosa avalancha o alud que sepulta al avión, ocasionando la muerte de 8 personas mas (Daniel Maspons, Juan Carlos Menéndez, Liliana Methol, Gustavo Nicolich, Marcelo Pérez, Enrique Platero, Carlos Roque y Diego Storm) y este alud ocasiona que estén 3 días encerrados dentro del fuselaje y debajo de la nieve. Otro momento complicado que tuvieron que sobre llevar, y sin comer durante esos 3 días. Eso hizo que varios se cansaran de la situación y trataron de salir por sus propios medios de las montañas, en expediciones que duraban días, sin lograr su objetivo. Lo lograron en la cuarta ocasión, cuando  salieron el 12 de diciembre de 1972, luego de la muerte del último de los sobrevivientes, Numa Turcatti, que ocurrió el 11 de diciembre. Roberto Canessa, Fernando Parrado y  Antonio Vizintin, se forraron bien de ropas para el fríaje, llevaron algo de carne de las víctimas en una media, una botella de vidrio para poner convertir el hielo en agua y salieron a cruzar las montañas por el oeste creyendo que allí habría civilización, demoraron 10 días, si iban al este quizás llegaban mas rápido, lo más seguro en 3 días.

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Luego de dos días de caminata, Canessa y Parrado, quedaron en continuar ellos 2 nada más y enviar de vuelta al fuselaje a Vizintin, el cansancio que mostraba este, era muy notorio, así habría más comida para ambos, porque no sabrían cuantos días mas deberían caminar hasta llegar a la civilización.

Caminaron por 10 días e hicieron mas de 100 kms, hasta que por fin lo lograron. Llegaron a ser vistos, en todo caso Canessa y Parrado lograron lo que buscaban, llegar hacia la civilización y encontrar alguna persona que los ayudara, eso ocurrió el  jueves de 21 de diciembre de 1972, cuando el arriero Sergio Catalán los vio a lo lejos, vio dos casi fantasmales siluetas caminando al otro lado del río, intentaron llamar su atención, lo cual lograron, el arriero, les arrojó una piedra con una nota, para que se las devuelvan, y luego al verlos tan delgados y desfalleciéndose, les tira un trozo de pan que Canessa y Parrado se lo comieron en segundos. Luego de ser ayudados por un par de pobladores del humilde pueblo, donde les dieron de comer y pudieron descansar en una cabaña.

Al día siguiente, viernes 22 luego de  que el arriero que los vio a lo lejos recorriera a caballo horas para buscar ayuda policial, pudieron ser rescatados un primer grupo de 6 sobrevivientes, las malas condiciones climatológicas no pudieron ser rescatados, todos, pero 6 si pudieron ser llevados a recaudo, quedándose 8 en el fuselaje con cuerpo de paramédicos para ayudarlos, estos 8 que quedaban fueron rescatados el sábado 23 , un día antes de noche buena, todos en muy malas condiciones físicas, algunos casi por fallecer, pero con un gran ánimo, porque como había dicho Carlitos Páez en el fuselaje, la navidad la iba a pasar en su casa de Montevideo, con sus padres y su abuela.

Y pasaron la noches buena y la navidad en un hotel de Santiago, con sus respectivas familias, agotados pero felices de poder volver a la vida y continuar con su vida como antes del 12 de octubre, en su barrio querido de Carrasco, uno de los barrios de mas nivel en Montevideo, y para ellos esa fue la lucha mas importante de sus vidas, la de lograr sobrevivir en las montañas, a más de 4 mil metros de altura, con temperaturas de mas de 20 grados bajo cero y sin comida… y vaya si la ganaron.

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Fallecieron:
Francisco Domingo Abal Guerault, 21 años, jugador.
Gastón Costemalle Jardi, 23 años, jugador.
Rafael Echavarren Vázquez, 22 años, invitado, no era jugador.
Julio César Ferradás Benítez, 39, Piloto
Guido José Magri Gelsi, 23 años, jugador del equipo.
Jorge Alexis Hounié Sere, 20 años
Dante Héctor Lagurara Guiado, 41 años , Copiloto
Felipe Horacio Maquirriain Ibarburu, 22 años
Graciela Obdulia Augusto Gumila de Mariani, 43 años, iba al casamiento de su hija.
Julio Martínez Lamas, 24 años
Ramón Martínez Rezende, 30 años, tripulante
Daniel Agustín Maspons Rosso, 20
Juan Carlos Menéndez Villaseca, 22
Liliana Navarro Petraglia de Methol, 34 años, esposa de Javier Methol, sobreviviente.
Esther Horta Pérez de Nicola, 40 años, invitada
Francisco Nicola Brusco, 40 años, esposo de Esther Horta, invitado
Gustavo Diego Nicolich Arocena, 20 años, jugador del equipo.
Arturo Eduardo Nogueira Paullier, 21 años, jugador del equipo.
Eugenia Dolgay Diedug de Parrado, 50 años, madre de Fernando Parrado, iba de invitada
Susana Elena Alicia Parrado Dolgay, 20 años, hermana de Parrado, iba de invitada.
Marcelo Pérez del Castillo Ferreira, 25 años, jugador y capitán del equipo de rugby.
Enrique Platero Riet, 22 años, jugador del equipo.
Ovidio Joaquín Ramírez Barreto, 26 años, Asistente de Vuelo.
Carlos Roque González, 24 años, Mecánico de la fuerza aerea.
Daniel Gonzalo Shaw Urioste, 24 años.
Diego Storm Cornah, 20 años.
Numa Turcatti Pesquera, 24 años, invitado.
Carlos Alberto Valeta Vallendor, 18, invitado, iba como hincha del equipo.
Fernando Vásquez Nebel, 20 años.

Los 16 sobrevivientes fueron, Álvaro Smith Mangino (19 años) invitado, Carlos Paéz Rodríguez (19 años) jugador del equipo, Daniel Fernández Strauch (26 años) invitado y primo de los hermanos Strauch, Jose Luis Inciarte (24 años) iba de vacaciones a Chile, Roberto Canessa Urta (19 años) jugador, Fernando Parrado Dolgay (24 años) jugador, Antonio Vizintin (19 años) jugador, Eduardo Strauch Urioste (25 años) invitado, Alfredo Delgado Salaverry (25 años) invitado, estudiante de derecho, Roberto Francoise Alvarez (21 años), Roy Harley Sánchez (20 años) jugador, Jose Pedro Algorta Durán (21 años) invitado, ex alumno del colegio Stella Maris y amigo de varios jugadores, Ramón Sabella (21 años) invitado y amigo de varios jugadores, Javier Methol (38 años) tío de Francisco Abal, invitado, Gustavo Zerbino Stajano (19 años) jugador del equipo, Adolfo Strauch Urioste (24 años) invitado.

milagro de los andes

Esta historia quedó reflejada en el libro «Viven… la tragedia de los Andes», que el inglés Piers Paul Read escribió en 1974 (tiene 16 ediciones y fue publicado en varios idiomas) y sirvió de guión oficial a la película del mismo nombre. Además, se editaron y son reconocidos oficialmente «Entre mi hijo y yo, la luna» (Carlos Páez Vilaró, en 1982), «Después del día diez» (Carlitos Páez, en 2003), «Milagro de los Andes» (Nando Parrado y Vince Rouse, en 2006) y «La sociedad de la nieve» (Pablo Vierci, en 2008).

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Canessa y Parrado.

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Parrado y Carlitos Páez.

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Noche buena de 1972 en Santiago.

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