Muchos recién se acostaban a descansar luego de un muy movido inicio de año. Algunos pocos seguían festejando ese inicio de un esperanzador año 1993. Se terminaba un convulsionado 1992, duro por la crisis económica que aún sostenía el país, donde un dolar costaba casi que un sol, donde semana a semana eran despedidos trabajadores estatales, que venía de un «autogolpe» y sobre todo a pesar de que se logró capturar a Abimael Guzmán, aún se estaba combatiendo los últimos rezagos del terrorismo y así llegaba el fin de año de 1992 y con muchas ganas de que todo cambie en 1993.
Y en esas primeras horas de 1993, cuando recién amanecía, los bomberos recibían la noticia de un dantesco incendio sucedía detrás del Palacio de Gobierno, lo que ahora es la «Alameda Chabuca Granda». Era «Polvos Azules» que se incendiaba, millonarias pérdidas dejaba, cientos de personas sin trabajo, buena parte del recinto ferial reducido a cenizas, mucha gente se quedaba sin nada, de los puestos que ofrecían en su mayoría productos de contrabando y los vendían a bajo precio ya no quedaba nada o casi nada.
Fue una dura mañana para los bomberos, esa la del 1 de enero de 1993, lo que debería ser un inicio de año tranquilo y en paz se volvió un infierno desde las 7 am, que empezaron las llamas a consumir el recinto ferial. Nunca se supo a cierta ciencia el motivo del incendio, a pesar de las investigaciones que dieron como un cortocircuito accidental, ya que habían malas conexiones eléctricas en «Polvos Azules». Aunque para muchos fue un incendio intencional, con la final de que los «feriales» se reorganicen formalmente y no en la informalidad como se encontraban en esa época. Algo común la informalidad en la época de la alcaldía de Ricardo Belmont y que con el nuevo mandato de Alberto Andrade, pensaba derrotar a la informalidad.
Recordemos que Polvos Azules nace en 1981, siendo alcalde de Lima, Eduardo Orrego en la parte de atrás del Palacio de Gobierno, en el límite del Centro de Lima y el Rímac, en lo que ahora esta ubicada la «Alameda Chabuca Granda», para colocar a los ambulantes que ya ocupaban las veredas en el mismo Centro, ocasionando un malestar tremendo, se quiso «formalizar» a los ambulantes, pero sólo se logró en parte. Solo sería un lugar «temporal» para los antiguos ambulantes, pero «Polvos Azules» se volvió un «pandemonium» y en el reino de la informalidad.
El incendio duró varias horas, muchos de los comerciantes dejaron de festejar ese inicio de año o dejaron de descansar para ir a tratar de salvar sus cosas en el campo ferial. Muy pocos tuvieron esa suerte, la gran mayoría perdió todo, todos sus sueños, todos sus ahorros, todo se volvió cenizas con el incendio. Uno de los peores que tuvo la década de los 90 en la ciudad.
Las pérdidas fueron cuantiosas, calculadas en mas de 11 millones de dólares, y no solo fueron en mercadería, se perdió todo el campo ferial, quedó totalmente inutilizado, se perdieron mas de 2000 puestos. Y recién años mas tarde volvería a reabrir el campo ferial «Polvos Azules», pero ya en el lugar que todos conocemos en la Vía Expresa, en La Victoria.
Esa mañana del 1 de enero de 1993, con dicho incendio, se fueron muchos esperanzas de crecer económicamente de muchas personas, en una época crítica a nivel económico en el país, una época donde había hambre y desempleo. Con el incendio y la desaparición de «Polvos Azules», muchas personas quedaron en la calle. Sus esperanzas de un próspero año nuevo, se diluyeron rápidamente como el fuego que consumió dicho campo ferial.
El año nuevo en que dejó de existir «Polvos Azules». El año nuevo que para muchos fue trágico y que entristeció a muchas familias. El año nuevo que muchas personas no lo van a olvidar jamás, un festejo que fue incompleto, un festejo a medias o en realidad no había nada que festejar ese 1 de enero de 1993.
Fotos: Diarios La República, Expreso y Ojo.