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Caía la tarde de ese sábado 29 de diciembre de 2001, como muchos sábados de mi vida, la estaba pasando por el centro de Lima, en búsqueda de revistas antiguas de fútbol y libros por el Jirón Quilca, Camaná y alrededores. Cuando ya con la noche encima escuché pirotecnia y fuegos artificiales por toda esa zona. Dentro mío pensaba que era la inauguración de un nuevo centro comercial por el centro o quizás era el aniversario de uno de ellos. Durante más de 10 minutos el espectáculo en el cielo era tremendo, todo tipo de pirotecnia en el cielo y yo ni siquiera sabía lo que pasaba, por ahí escuché a lo lejos algún camión de bomberos pasar, pero no le di mucho interés.
Casi a las 8 pm, tomé el colectivo en la avenida Wilson que me llevaba a mi casa por la avenida Arequipa, en eso llego a casa y estaba mi hermana mayor, que había venido a Lima a pasar las fiestas, planificando una salida a comer por el cumpleaños de mi padre.
Cuando volvimos de una conocida pizzería san isidrina y al poner la tv. Pasé de casualidad por el canal de noticias, el viejo canal N, canal 8 de cable, y me encontré con la sorpresa de un gran y terrible incendio en el centro de la ciudad, estaban transmitiendo en vivo desde el mismo lugar de los hechos, ese mismo Centro de Lima donde había estado solo un par de horas antes, sin pensar en lo que estaba sucediendo a pocas cuadras.
Un furioso incendio reducía a cenizas muchos locales y galerías comerciales, así como también a mucha gente (más de 300 fallecidos y muchas de ellas desaparecidas) a escasas 10 cuadras de donde yo me encontraba, donde cientos se quedaron sin trabajo y también se quedaron muchos sin familiares. Por cosas del destino yo pude haber estado ahí, donde quizás otros que no debían estar ahí, estuvieron y fallecieron, donde aún hay almas que piden ser rescatadas de entre los escombros y del fuego que los calcinó.
De el mismo Centro de Lima donde no debería volver a ocurrir nunca más un incendio así de esa magnitud.

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¿Que había pasado?

Todo se origino por la informalidad que rondaba y aún ronda por las galerías comerciales en pleno Centro de Lima, específicamente este siniestro ocurrió en Mesa Redonda, donde la informalidad acarreaba, ocasionando muchas dificultades no solo entre los compradores, que por esas fechas de fin de año, eran muchos sino también por si ocurría algún incidente como ocurrió esa noche del sábado 29 de diciembre de 2001.

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Cuando en medio de esa informalidad que arriba contamos, donde la venta de articulo pirotécnicos se realizaba en medio de las calles, de modo ambulante sin ningún tipo de restricción, es así que al realizar un vendedor ambulante de esos artículos una prueba de sus productos, ocasionó que chispas de la pirotecnia llegara hasta donde estaban almacenadas cajas de fuegos artificiales ubicadas en las galería Lucero que se ubicaba en el jirón Andahuaylas 823, es ahí donde empezó el infierno y desatando que estas cajas explotaran en varias direcciones de las galerías del Jirón Cusco cruce con jirón Andahuaylas, seguido por un voraz incendio que ya se hacía incontrolable por los vendedores con tal de salvaguardar su mercadería, con la poca agua con que contaban y uno que otro extintor, no podía hacer más, el incendio se extendía más a distintas galerías comerciales a la redonda. Para esto ya eran casi las 19.30 hrs y ya los bomberos se estaban haciendo presente, pero lo complicado era ingresar por esas calles angostas, repletas de gente e informalidad reinante en toda Mesa Redonda, más de 400 bomberos de distintos cuerpos llegaban al lugar sin poder tener la facilidades por el hacinamiento, tugurización y sobre todo por falta de agua y luchaban no solo contra el fuego sino también contra los posibles derrumbes de las galerías y casonas antiguas, muchas de ellas de adobe de toda esa zona.

En más de 30 minutos ya las llamas alcanzaban cuadras a la redonda y en distintos locales comerciales, ocasionando el caos en la zona, donde mucha gente por querer equivocadamente resguardar sus vidas se encerraban en los comercios o baños, e incluso muchos cerraban las locales para evitar saqueos, ocasionando muchas muertes mas por asfixia que calcinados.

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Luego de más de 4 horas de incendio, casi a la media noche, los bomberos pudieron apaciguar las llamas, sin haber terminado con ellas aún, pero lo que luego se vería era un verdadero desastre, cuerpos calcinados en los locales, cuerpos despedazados en las calles autos con conductores completamente quemados por dentro, olor nauseabundo y hasta olor a personas quemadas, todo eso se mezcló en esa terrorífica madrugada, las imágenes esa madrugada que veíamos por la tv eran completamente desoladoras.

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Tomemos conciencia de que como esa noche, por un simple «cohetecillo» o un «silbador» murieron decenas de personas.
No me olvido más las portadas del día siguiente en los diarios, no olvido más los reportajes la noche siguiente en los programas dominicales de tv, no olvido más que yo pude haber estado ahí, o quizás tú pudiste haber estado ahí, haciendo tus compras de fin de año y no estarías en esta momento leyendo esto, porque quizás muchos de los fallecidos, solo estaban de paso y por ese infortunio nunca volvieron mas a sus casas (277 muertos y 189 desaparecidos).

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Murieron muchos inocentes y salieron libres sin culpa alguna muchos culpables, encargados de la municipalidad sobre todo, ellos los encargados de fiscalizar este tipo de vente peligrosa que se hicieron de la vista gorda desde antes de las fiestas y mas aún para esa época casi a fin del año, donde la venta de estos artefactos se propala más.

Que nunca más suceda este tan triste desenlace, que nunca tengamos que soportar tanto dolor al ver imágenes escalofriantes y mas aún el dolor de los familiares de las víctímas que muchos de ellos aún exigen justicia, pero nadie de hace cargo de esta lamentable tragedia… nadie se hace cargo.

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Fotos: Revista Caretas, El Comercio.

Video: Youtube.